martes, 24 de enero de 2017

A mí me encantan las chicas guapas

Quizá mucha gente piense que si empiezo a escribir este blog es para alardear de mis dotes como mujeriego, pero no es esa mi intención. Lo que sí voy a hacer es contar en estas páginas mis experiencias como conquistador, para todo aquel que le interese.


Y es que a mí, tíos, me gustan las chicas guapas. Y no lo puedo evitar. "Qué gracioso", pensará más de uno en plan irónico, "no te van a gustar los cracos salvajes". Pero es que mi obsesión llega tan lejos, que nunca en la vida he estado con ninguna mujer que fuera de eso que llamamos "el montón". Y me perdonen todas las mujeres que me lean, pero es que yo no caso con eso de que la belleza está en el interior.
Tengo 30 años recién cumplidos, y desde que tengo uso de memoria, me he sentido atraído por la belleza femenina. Tanto, que de pequeño me sentaba con mi hermana a ver desfiles de moda, y me lo pasaba de miedo viendo a esas jovencitas xxx desfilar, con cuanta menos ropa mejor. Mi padre se pensaba que era marica porque hacía eso, y yo callaba, porque si le decía que en realidad era un salido, la cosa hubiera sido peor.
Pero no es que inmediatamente se me ponga tiesa cuando veo a una mujer hermosa, no; eso es a otro nivel más íntimo, que por supuesto necesita de unos preliminares. Lo que a mí me ocurre es que, si la chica no es una belleza, ni siquiera me atrae, y no digo ya sexualmente: es que ni siquiera me interesa hablar con ella.
Comprenderéis que con esa forma de actuar, no me he granjeado grandes devotas entre el género femenino. Entre las mujeres simplemente agraciadas soy algo así como un engendro del diablo, presuntuoso y superficial; y como siempre supe que iba a ser así, me he dedicado a ser un auténtico donjuán con aquellas que resaltan por su atractivo, y no me ha ido nada mal.
Irónicamente, sí que tengo muy buenas amigas, porque ellas saben que, si no me atraen para nada, no hay ninguna posibilidad de que algún día me acerque a ellas con alguna intención sexual. Lo más gracioso es que siempre evitan presentarme a sus hermanas xxx, por si acaso son más guapas que ellas y a mí me da por echarles el ojo. Y hacen bien, qué demonios, eso destruiría nuestra amistad para siempre.
Y dentro de todo, no soy exquisito. Hubo un tiempo en que me encantaban las chicas rubias, quizá algo influenciado por esa moda que nos dio a los españoles de alucinar con todo lo que parecía venir del norte de Europa. Claro que hay auténticas bellezas entre esas mujeres, pero no es cuestión de dejar de mirar para otro lado.
De entre todos mis amigos, fui yo quien descubrió a las bellezas asiáticas. Ellos siempre se reían diciendo que eran todas iguales, pero yo les demostré que estaban muy equivocados. Y entre todos descubrimos a un grupito de orientales que nada tienen que envidiar a las guapas occidentales, os lo puedo asegurar.
Así que si os gustan las chicas guapas tanto como a mí, seguid visitando este blog que será tan mío como vuestro. Os contaré todas las experiencias que he tenido, que, creedme, no ha sigo todo un camino de rosas. Me he llevado muchos disgustos, bastantes decepciones y algún que otro tortazo, no lo voy a negar; pero las satisfacciones superan con creces a todo lo demás.
Pero todo esto, amig@s, ya os lo contaré en otra ocasión, si tenéis a bien seguir todas mis aventuras y andanzas como un moderno caballero andante, jeje,